MADRID.- La Guardia Civil elabora al año un millar de informes de ADN a petición de los jueces, que constituyen la prueba «más solicitada en el proceso penal» y el instrumento «más potente» para identificar a un ser humano en investigación criminal, búsqueda de desaparecidos o pruebas de paternidad. Así se puso de manifiesto en la presentación de ‘Un detective llamado ADN. Tras las huellas de criminales, desaparecidos y personajes históricos’, escrito por el forense y profesor de Medicina Legal y del FBI José Antonio Lorente.

El libro de Lorente, que también dirige el Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada y es experto en criminología, se basa en su trayectoria profesional en el campo de la genética tanto en España como en Latinoamérica, donde, por ejemplo, ha participado en la identificación de detenidos desaparecidos en Chile.

A la presentación de la obra asistió el coronel jefe del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, José Antonio García Sánchez-Molero, quien explicó que gracias a la investigación del ADN se han resuelto casos tan complicados como los asesinatos de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes o se ha podido identificar los cadáveres de los atentados del 11-M.

Recordó que actualmente la ley permite tomar muestras de ADN a cualquier sospechoso, siempre que el juez lo ordene, gracias a lo cual dijo que en la Base ADNIC de «interés criminal» de la Guardia Civil se almacenan 3.500 «perfiles» de esta molécula, dispuestos a ser manejados en la investigación de delitos.

El coronel destacó la importancia de la genética a la ahora de localizar desaparecidos, una misión de la que se encarga el Programa Fénix de la Guardia Civil, que se creó en 1992, cuenta actualmente con 18 biólogos y dispone de 438 «perfiles genéticos» de cadáveres no identificados y muestras de ADN de 465 familias que buscan el paradero de algún ser querido.

120 desapariciones resueltas

Este programa, que según el coronel ha permitido resolver 120 desapariciones, aparece en el libro de José Antonio Lorente, donde también se desvelan «muchos mitos» que, según el autor, existen en torno a las pruebas de paternidad, o se cuenta cómo se identificaron los cadáveres del zar de Rusia y de su familia o cómo se trata de resolver la autenticidad de los restos del Príncipe Carlos de Viana o del almirante Cristóbal Colón.

Lorente dijo que las pruebas de ADN son prácticamente fiables al cien por cien y señaló que solo podrían fallar en caso de «ausencia de muestras familiares» para cotejar datos, o de la aparición de «identidades erróneas», un caso que, según explicó, se produce con bastante frecuencia, cuando el individuo analizado descubre, por sorpresa, que no es hijo biológico de sus padres.

Tanto el profesor Lorente como el coronel García Sánchez-Molero pusieron de manifiesto la necesidad de crear una base de datos nacional de ADN, ya que España es el único país europeo que todavía no dispone de este servicio, que aglutinaría todos las muestras que manejan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y evitaría que muchas se pierdan por falta de coordinación.

José Antonio Lorente explicó que desde 1998 existe un anteproyecto de ley para crear esta base de datos de ADN, que, indicó, ayudaría a resolver «cientos de casos» de manera más rápida pero, sobre todo, «permitiría lo ‘más bonito’ de la genética: excluir a inocentes que pueden parecer sospechosos de haber cometido algún delito», afirmó.
 

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