La estrategia evolutiva que hizo sobresalir a los mamíferos en su superviencia (entre otros factores) son los fuertes lazos emocionales entre hijo y progenitor. En el caso del humano estos lazos no sólo se limitan a madre-hijo, sino también incluyen la relación padre-hijo y nuestra misma naturaleza nos permite crear vínculos emotivos con otros individuos cercanos de la comunidad. El instinto maternal tiene un factor genético que puede ser más fuerte en unas especies que en otras y más fuerte en algunas madres que en otras. Pero independientemente de las diferencias, la madre reconoce a su hijo desde el alumbramiento y su vínculo biológico no tiene dudas. En el caso de la paternidad el vínculo emocional en los mamíferos , en su mayoría , no es tan fuerte como el maternal para cada especie. ¿Porqué? Seguramente habrá causas genéticas como culturales, sin embargo, un factor importante es que para el padre no es tan clara su relación como progenitor. El instinto conduce a la reproducción y cada especie establece patrones sociales aprendidos que fortalecen o disuelven el vínculo paternal. Uno de esos patrones sociales , para el caso del ser humano, definitivamente es la familia monógama aunque no hay que dejar mencionar a las familias polígamas con estructura patriarcal. El fundamento cultural de las familias se soporta en dogmas religiosos, sin embargo, finalmente es el resultado de una evolución de estrategias culturales que seleccionó al modelo monógamo como el más cómun en el mundo occidental contemporáneo.
Las estructuras familiares han cambiado mucho a como eran 50 años atrás. Se pueden argumentar muchas causas para cada caso, entre ellos la pérdida de valores morales, pero los hechos son que cada vez existen más madres solteras, la infidelidad femenina se ha vuelto más común, el índice de divorcios es alarmante y trae consigo una separación física entre padre e hijo y se incrementa el número de relaciones antes poco comunes (padrastro-hijo, abuelo-hijo, o nada-hijo). El concubinato ha aumentado , el matrimonio (legal o no) entre homosexuales ya no es algo extraño, en algunas sociedades el tener hijos no es un objetivo para los matrimonios, los swingers, los bisexuales, el abandono de niños, la adopción ilegal,la violencia doméstica, etc . La cultura humana se vuelve más compleja, la competencia por el trabajo es cada vez más global, la mujer ejerce más su libertades y los modelos de cooperación familiar enfrentan disyuntivas a veces difíciles de ponderar pero que están tendiendo a debilitar las relaciones familiares tradicionales.
Por un tiempo circuló la noticia de que cerca del 30% de los padres no criaban a hijos propios biológicamente, el manejo del dato es incorrecto pues no representa a toda la población sino sólo a los que practican la prueba de ADN,pero lo que es cierto es que del total de hombres que dudan de ser el padre biológico,sólo 25-27% no lo son. La madre también solicita exámenes de paternidad, pero su objetivo normalmente no es de certidumbre, sino de lograr responsabilidad por parte del hombre. Claro que también también existe un estimación de padres con certidumbre de su paternidad, pero incorrecta, al parecer está entre el 3-4%.
En estas cicunstancias, las pruebas de paternidad mediante ADN llenan un vacío de certidumbre que antes no era posible llenar. Las circunstancias de incertidumbre de paternidad son tan diversas como compleja es la cultura y no se pueden encasillar en un estereotipo. El lazo afectivo de paternidad no es biológico, sin embargo puede ser afectado al comprobarse un paternidad biológica. Desde un punto de vista de salud mental y armonía familiar, una prueba de paternidad se recomendaría realizar sólo si existe una incertidumbre que ya esté afectando a la familia. El resultado puede fortalecer los lazos o plantear la oportunidad de restablecerlos sobre una base verídica. Cuando se excluye una paternidad de un hijo mayor a 2 años, el lazo afectivo podría continuar y no valdría la pena lastimarla, aún cuando un divorcio sea inevitable.
En conclusión, la paternidad responsable requiere certeza. Si los hombres no confían en la fidelidad de sus parejas o si los hombres no responden como padres, la prueba de ADN será el camino para llenar el vacío de confianza que se ha perdido y será la herramienta necesaria para fortalecer los vínculos de paternidad.

Walter Zetzsche
www.adnenfamilia.com