El cromosoma Y (CY) define el sexo masculino en el ser humano. A diferencia de la mayor parte de nuestro material genético (materno y paterno), el CY no se «mezcla» al pasar de una generación a otra, por lo que un varón recibe un cromosoma Y «idéntico» al de su padre. El análisis de marcadores moleculares del CY forma una huella genética del varón, que tiene varias aplicaciones. En ciencias forenses, su gran potencial se debe a que la mayoría de crímenes violentos es cometida por varones; además, cuando existen mezclas de ADN de hombre/mujer, como en casos de violación, se puede identificar exclusivamente al agresor. En el análisis de paternidad permite realizar la prueba aún sin el padre, analizando a un pariente por línea paterna (tío, primo, abuelo, etc.) con quien comparte el mismo CY. En las poblaciones humanas, las mutaciones acumuladas en el CY constituyen un registro evolutivo directo de nuestra historia evolutiva y relaciones genéticas. El análisis de este registro, relacionándolo con su distribución geográfica, ha confirmado diversas hipótesis antropológicas, como el origen del hombre en África, su proceso de dispersión por el planeta, así como la historia y las relaciones genéticas dentro y entre poblaciones.

Autor: Héctor Rangel Villalobos
Columnista Experto de SIIC

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