La Nación Martes, 17 de enero de 2006.
Resumen:
Ayudaría al trabajo judicial
Un criminal puede falsificar sus documentos, cambiar de aspecto físico e incluso borrar sus huellas dactilares con algún producto químico corrosivo. Pero jamás podrá deshacerse de su identificación más determinante y categórica: su ADN.
Asimismo, las cantidades mínimas de muestras necesarias para obtener perfiles individuales de ADN y sus múltiples localizaciones posibles (sangre, semen, saliva y pelo, entre otras), prácticamente imposibilitan que, tras un hecho delictivo, el criminal huya «sin dejar rastro».
Sin embargo, y sin que se conozca una razón de peso, han naufragado en el Congreso todos los proyectos que durante los últimos años apuntaban a que existiera una legislación que permitiera crear un banco nacional de datos de ADN de violadores y criminales violentos. Es más: la mayoría ya caducó por falta de tratamiento.
Según Daniel Corach, presidente de la Sociedad Argentina de Genética Forense, la creación de este tipo de banco facilitaría las investigaciones judiciales, porque «al comparar el ADN de las evidencias biológicas halladas en la escena del crimen con la lista de perfiles de ADN del banco de datos, se podría identificar fácilmente al criminal».
Por su parte, Primarosa Chieri, presidenta del centro de diagnóstico genético Primagen, explicó a LA NACION que la importancia de crear este banco radica en el hecho de que «la mayoría de los violadores y criminales violentos son reincidentes; la reiteración de sus delitos es prácticamente instintiva», dijo a LA NACION.
Actualmente, existen en el país alrededor de 30 laboratorios, entre privados y oficiales, que realizan identificaciones de ADN. Según Corach «habría que unificar las pruebas genéticas de todos esos laboratorios en un banco nacional de ADN que garantizara la privacidad de los datos y cuyo acceso estuviera restringido a las autoridades judiciales».
Proyectos estancados
En mayo de 2004, el entonces ministro de Justicia Gustavo Beliz creó, mediante la resolución 415 de la cartera a su cargo, el Registro de Huellas Digitales Genéticas, en el que se almacenarían datos de personas acusadas de distintos delitos y los obtenidos en escenas de crímenes, para utilizar como herramientas en investigaciones criminales.
El Banco Nacional de Datos Genéticos del hospital Durand debía trabajar en conjunto con ese registro, pero, según su directora, Ana Di Lonardo, «el registro se creó, pero nunca funcionó. Es una lástima que desde el Estado no se haya hecho nada», opinó.
En los últimos años, algunos legisladores presentaron proyectos de ley que planteaban la creación de un banco genético nacional de violadores y criminales violentos, pero ninguno de ellos prosperó.
El senador Miguel Angel Pichetto, presidente del bloque Justicialista, presentó en 1998, y luego en cuatro oportunidades más, un proyecto de ley que proponía crear un registro especial para delitos de carácter sexual, en el que planteaba la creación de un banco genético nacional de violadores, pero el proyecto se estancó en discusiones de comisión y caducó en 2004.
En octubre de ese mismo año, las denominadas Madres del Dolor, cuyos hijos murieron en hechos violentos, se reunieron con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien se comprometió a elaborar en 2005 un banco de datos de ADN de criminales con acceso limitado a la Justicia. Pero «ya pasó más de un año y no hubo ninguna novedad», informó la presidenta de la Asociación de Víctimas de Violación (Avivi), María Elena Leuzzi, indignada.
Otro de los proyectos de ley que contempla la creación del Registro de Identificación Genética de Abusadores Sexuales (Rigas) fue presentado por la diputada Nora Chiaccio, del Peronismo Federal, en 2001, 2003 y 2005? y aún aguarda su tratamiento en Diputados.
«Por ahora sólo han habido buenas intenciones, pero nada concreto», se lamentó Chieri, quien añadió: «Tenemos la herramienta para evitar el crimen. Sólo hace falta que las autoridades hagan algo al respecto».
Ejemplos en el exterior
En Inglaterra, el Forensic Science Service (FSS) contribuyó, en 1995, con la creación del National DNA Databank, en el que se almacena la información genética de cualquier sospechoso que es arrestado y, si al ser comparada con crímenes no resueltos no arroja ningún resultado, se la elimina de la base de datos.
Gracias a este registro, el FSS logró atrapar, por ejemplo, a Stephen Snowden, que fue arrestado en enero de 2000 por robar una botella de whisky, y cuya huella genética de saliva lo relacionó con una agresión sexual sin resolver. En 1998 se creó en los Estados Unidos el Combined DNA Index System (Codis), que almacena los datos genéticos de todos los delincuentes peligrosos arrestados. Y a partir de éste se logró no sólo capturar a criminales, sino además, liberar a 110 convictos encarcelados injustamente.