MYRIAM L. BLANCO/PATRICIA MATEY

La ciencia se ha encargado de desvelar su infidelidad. Una prueba de paternidad, solicitada por un marido que sospechaba de la promiscuidad de su esposa, la ha delatado. Y así es como esta mujer española -su marido, su amante y ahora el mundo entero- ha sabido que sus dos hijas mellizas son cada una de un padre. Este caso singular -tan sólo hay descritos seis en todo el planeta- a saltado a las páginas de los diarios a raíz de su publicación en la revista médica Fertility and Sterility Todo se descubrió en 1995. El lugar: el departamento de medicina legal de la Universidad de Medicina de Granada. Un padre tenía dudas sobre la paternidad de sus hijas mellizas y decidió realizarse la prueba de DNA. Con el resultado, la doble sorpresa. Primero, sus sospechas eran fundadas: su mujer le era infiel. Segundo: sí era el padre, aunque sólo de una de las dos niñas.

José A. Lorente, miembro del equipo de Granada autor del estudio singular que recoge la revista Fertility and Sterility, asegura que todos quedaron boquiabiertos con los datos de esta prueba. «Al principio se planteaba como un caso normal de paternidad. Un padre que quiere averiguar si sus hijas son o no de él. Pero cuando obtuvimos las conclusiones, vimos que sólo una de ellas era hija suya. Nunca se había producido un caso así. Era tan infrecuente que volvimos a repetir las pruebas creyendo que había un error».

El equipo de Granada no quiso dar ningún paso en falso. No sólo repitió las pruebas, sino que decidió consultar con especialistas estadounidenses. «Yo, personalmente, envié las muestras al laboratorio de identificación del DNA de la Universidad de Medicina del Norte Texas, en Forth Worth. Es el segundo laboratorio de ese país que más pruebas de paternidad realiza. Mientras que en toda España se ejecutan alrededor de 1.000 pruebas de paternidad anuales, sólo en ese centro se hacen 30.000 cada año. Les comenté que les enviaba un padre, una madre y dos mellizas y a ver qué obtenían». La confirmación llegó desde el otro lado del Atlántico. Arthur J. Eisenberg, del laboratorio de Texas, constató los datos: dos mellizas de padres diferentes.

«Para realizar la prueba se necesita el consentimiento del padre y de la madre», declaró a EL MUNDO el doctor Eloy Girela, coordinador del trabajo. «Normalmente, muchos padres la solicitan cuando están en trámites de divorcio, pero éste no era el caso. A priori no había, en ese momento, ningún procedimiento legal en marcha. Tan sólo se realizaban la prueba por las sospechas del padre. No sé qué ha pasado después con la familia».

Por aquel entonces, las dos niñas tenían, según este experto, unos tres años. «Con una muestra de sangre de ambas niñas, otra del padre y otra de la madre se realiza la prueba. Se extraen células sanguíneas, luego el núcleo de las mismas, y posteriormente se obtiene el DNA. Se hacen hasta cuatro estudios distintos y así puede saberse con una certeza del 99,9% si las hijas son o no de ese padre», explica Carmen Cabrero, bióloga molecular de Pharma Gen, una empresa privada que realiza pruebas de paternidad en España.

Superfecundación heteropaterna es el rocambolesco nombre con el que se describe un caso como el detectado en Granada. Los embarazos dobles pueden originarse de un óvulo fertilizado (idénticos, monocigóticos o gemelos) o de dos óvulos distintos producidos en el mismo ciclo menstrual (fraternos o dicigóticos o mellizos). El primer caso es menos frecuente (sólo un 0,4% de los embarazos).En cambio, los mellizos fraternos son mucho más comunes y pueden dar lugar a sorpresas como la que se llevaron los padres protagonistas de esta historia.

De acuerdo con los autores del trabajo que publica Fertility and Sterility, si una mujer tiene relaciones sexuales con dos hombres (por lo menos) durante una poliovulación, puede ocurrir que cada hijo sea de un padre diferente.

El séptimo caso «Es muy raro que ocurra esto», escribe el equipo del doctor Eloy Girela. «Sin embargo, recientemente se ha detectado un aumento del número de casos». Girela y sus colegas de Granada creen que la frecuencia de mellizos de distinto padre está infraestimada. «Esta es una de las primeras conclusiones que se derivan de nuestro estudio. Hay más casos de mellizos de padres diferentes de lo que se cree. Nosotros hemos revisado toda la literatura científica de los últimos 10 a 15 años y sólo hay descritos seis, pero también es cierto que las pruebas de paternidad son muy recientes», insiste el doctor Eloy Girela. Aproximadamente, uno de cada 12 embarazos de mellizos es el resultado de la fertilización de dos ovarios en dos coitos distintos. Se ha estimado que casos como el de Granada, de mellizos de distinto padre, ocurren en uno de cada 400 embarazos en EEUU.

El coordinador del trabajo cree que otra de las conclusiones importantes que se deriva del estudio es que «existe la posibilidad de que se esté convencido de que dos mellizos poseen las mismas enfermedades genéticas y luego no sea así, porque los padres sean distintos. O, simplemente, que en casos de leucemia se recurra a la médula de uno de los dos mellizos y no sean compatibles».

La introducción de técnicas de reproducción asistida ha incrementado el número de embarazos múltiples en todo el mundo. Todos se acuerdan del caso de los septillizos de Huelva que acaparó la atención de los medios hace unos meses. Sin embargo, el caso que recoge Fertility and Sterility, también español, no se produjo tras una ovulación estimulada por un tratamiento para el embarazo, sino que la madre produjo dos óvulos en lugar de uno, como sucede en un ciclo menstrual normal.

El proceso del caso de Granada fue el siguiente: la española mantuvo relaciones sexuales con su marido y con otro hombre entre 24 y 72 horas de diferencia, y la providencia quiso que los espermatozoides de ambos hombres fecundaran dos óvulos distintos producidos, ese mismo mes, por los ovarios de la protagonista de esta historia. Un óvulo para cada espermatozoide. Como resultado, ambos óvulos fecundados compartieron el espacio en el útero y dieron lugar a dos niñas no idénticas.

«El uso de técnicas genéticas para detectar marcadores del DNA es un método informativo que debería resolver de una forma más efectiva las dudas de paternidad», afirman los autores españoles.

El origen de los embarazos dicigóticos (mellizos) se conoce poco, y sólo se produce en uno de cada 80 embarazos, aunque la frecuencia varía según los países. Los expertos creen que todo empieza por una sobreestimulación de las hormonas gonadotropinas (especialmente la hormona Foliculo estimulante y la luteinizante). El uso de medicamentos para aumentar la ovulación puede provocar embarazos múltiples. Aunque hay otras causas. Se ha visto que hay una relación entre el riesgo de tener mellizos y la edad de la madre (es más frecuente en mujeres mayores). También parece ser que hay una predisposición hereditaria a la poliovulación; y, por último, la probabilidad de tener mellizos es mayor tras haber consumido anticonceptivos orales.
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