Alejandro V. Gracía

Médicos de la Universidad de Granada prueban que dos mellizas son hijas de padres diferentes

Fue una sorpresa estimulante, para el matrimonio con el que experimentaron se convirtió en una prueba vergonzante de infidelidad. Tres veces repitieron los doctores en el laboratorio, en el verano de 1995, la prueba de paternidad con muestras de ADN y tres veces obtuvieron el mismo resultado: las mellizas eran hijas de la misma madre, pero cada una tenía un padre diferente. Es decir, descubrieron un embrollo de telenovela, pero desarrollado en unos platos discretos y recónditos: el útero y las trompas de Falopio de una mujer.

Los médicos quedaron pasmados, pero reconocieron que científicamente era posible tal concatenación: si ya es raro que una mujer produzca dos óvulos en el mismo ciclo menstrual, más remota aún es la posibilidad de que ambos sean fecundados en menos de 72 horas por el semen de dos varones .

Los científicos granadinos quisieron obtener una prueba más, la última, y remitieron anónimamente muestras de sangre del matrimonio y de las dos pequeñas, de tres años, a la Universidad de Medicina del Norte de Tejas. El resultado no varió, y así fue expuesto a los protagonistas. Era el mes de diciembre de 1995 y, mientras el matrimonio dirimía sus desavenencias, los médicos buscaban bibliografía sobre casos parecidos. Encontraron seis, algunos ocurridos en China, si bien las pruebas de verificación de los más antiguos eran rudimentarias y poco fiables. Entonces decidieron escribir un artículo, publicado ahora en la revista estadounidense Fertility and Sterility, y comunicar la carambola a la comunidad científica.

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